Como hemos dicho en Planeta Curioso la verdad siempre sale a la luz, y
es que muchos misterios o sucesos inexplicables (no me refiero a cosas
sobrenaturales, sino a fenónemos naturales los cuales todavía carecen de una
explicación) son víctimas de engaños, es decir, muchos se valen de
estas cosas para sacar teorías y confundir a la gente. Tales teroías
engañosas tarde o temprano se vienen a bajo. Como sucede con este misterio.
Por muchos siglos el Triangulo de las Bermudas ha sio
objeto de especulaciones y leyendas debido a las misteriosas desapariciones de
barcos y aviones en las profundas aguas del Caribe.
Para explicar la misteriosa desaparición de barcos y aviones había
muchas teorías como puertas a otras dimensiones, monstruos marinos,
ovnis activos y extraterrestres en la zona. Todo eso fue un engaño y
fraude que hiceron que se crearo un halo misterioso al rededor del Triángulo
comprendido entre las Islas Bermudas, Puerto Ricoy Florida. Ahora bien todas
aquellas teorías son mentiras. ¿Cuál es la verdad?
Según un estudio realizado por científicos estadounidenses, los casos de
enigmáticas desapariciones se deben a las fuertes acumulaciones de
hidratos de metano en el fondo marino. El fondo en este lugar es un gran
sitio volcánico que constantemente produce burbujas enormes que crecen aún más
a medida que van subiendo a la superficie.
Los gases expulsados a través de esas burbujas crean tales condiciones
ambientales que hacen que las naves pierdan la capacidad de mantenerse
a flote.
Eduardo Alberto Gómez, vicedirector del Instituto Argentino de
Oceanografía explica que “el hidrato de metano está en todos los océanos y
se produce por la degradación de la materia orgánica que está debajo de los
sedimentos. Es decir, debajo de los sedimentos los organismos y las bacterias
producen metano, que a cierta presión y temperatura, que se da habitualmente
alrededor de los 500 metros en el mar, se cristaliza, como un hielo, por la
mezcla de agua con metano”.
La zona que desde 1945, cuando un grupo de aviones militares con 14
hombres desapareció inexplicablemente, ha sido uno de los misterios más famosos
del Caribe, deja por fin de serlo. Sin embargo el éxito comercial del
Triángulo de las Bermudas es indiscutible, gracias a la multitud de libros
vendidos y películas producidas dedicadas al tema.
¡Al menos ya sabemos la explicación
científica!
Pero ¿qué es el Manuscrito
Voynich? En realidad se trata
de un libro del siglo XV redescubierto por Wilfred Voynich (del que toma el
nombre) en 1912 en el colegio jesuita de Villa Mondragone en una localidad
cercana a Roma. El manuscrito es un libro prolijamente encuadernado, escrito
con pluma sobre pergamino de ternera. Sus actuales 102 folios, de 23×16 cm,
están plagados de ilustraciones de plantas desconocidas y otros dibujos. Aunque
lo atractivo del mismo es la lengua en la que está escrito: ¡desconocida!
Ni los más eminentes lingüistas ni los más potentes ordenadores han conseguido
descifrar ese texto de caracteres romanos minúsculos en cursiva. Actualmente se
encuentra en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la
Universidad de Yale (USA), y sigue desafiando los conocimientos de los
expertos.
Cualquiera puede ampliar información sobre este manuscrito en los enlaces
de este post o recorriendo internet. Lo que ahora pretendo es ofrecer una
“disparatada” hipótesis sobre su autoría, y lo hago porque particularmente
concluyo que una persona culta, inteligente y “cachonda” del siglo XV se
entretuvo en dejar para la posteridad uno de los mayores timos de la Historia.
Digo esto porque, aun no habiendo sido traducido el texto, la baja entropía de
sus caracteres (alta predictibilidad que acarrea una muy baja transmisión de
datos) me lleva a pensar que se trata de una tomadura de pelo de Leonardo Da
Vinci (casi imposible de probar). Y para ello nada mejor que transcribiros una
de las varias hipótesis que Marcelo
Dos Santos recoge en su
interesante libro “El Manuscrito Voynich”, la de la doctora Edith
Sherwood:
[…] Esta investigadora ha propuesto que el Manuscrito Voynich no pertenece
en realidad a las manos de Roger Bacon (…) sino a la de Leonardo Da Vinci. A
partir de la secuencia de sucesos que comenzó con la publicación de un artículo
de Alfred Werner en un número de la revista Horizon de 1962, Sherwood se sintió
atraída por el enigma. En su artículo, Werner hacía notar la similitud aparente
entre la caligrafía del Manuscrito Voynich y la escritura especular del sabio
florentino. En 1975, el hijo de Robert Brumbaugh encontró el mismo parecido.
Intrigada, Sherwood halló que uno de los mapas astrológicos del manuscrito
contenía el símbolo de Aries junto a 15 ninfas desnudas con dibujos de
estrellas. Su interpretación es que se trata de la carta natal de alguien que
nació al atardecer (por las estrellas) del 15 (quince mujeres) de abril (Aries
el Carnero). Según la estudiosa, la palabra escrita bajo el signo del Carnero
aparenta ser ob…..l, pero que si se la invierte especularmente muy bien puede
representar la palabra Lionardo, que es como Da Vinci escribía su propio nombre
de pila.
Sherwood compara este grafismo con la firma especular de Leonardo presente
en otros manuscritos bien conocidos, y, aunque debe reconocerse el parecido,
sería necesaria una pericia caligráfica para establecer la autoría del toscano.
Hay también una similitud entre el dibujo del carnero en sí y un ciervo o corza
de la pluma de Leonardo que se ve en otro manuscrito.
El innegable atractivo de la teoría se ve oscurecido por la dificultad de
probarla, ya que Sherwood afirma que el manuscrito consiste en una obra
infantil de Leonardo (…). Aunque la hipótesis tiene algunos seguidores, los
investigadores modernos no se inclinan por ella en la actualidad […]
En mi opinión, el Manuscrito Voynich se
trata de una composición genial para volver locos a los alquimistas,
astrólogos, lingüistas, etc., lo cual requiere la mano de un genio. Y por la
época en que fue escrito, Leonardo era el mejor científico y que, necesitando
tranquilidad para seguir perfeccionando sus “máquinas” (escopeta, aeroplano y
otros), aprovechó su habilidad de escribir con la imagen en el espejo para
crear una obra que entretuviera a los charlatanes, con plantas inexistentes,
con astronomía ininterpretable y, sobre todo, con un lenguaje indescifrable. Y
todavía hoy, los charlatanes siguen ocupados en el tema.







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