El núcleo de la luna de Saturno Titán
continúa planteando enigmas a los científicos, según sugiere un estudio de la
Universidad La Sapienza en Roma (Italia) que se publica en la revista
'Science'.
Las medidas tomadas por la misión Cassini-Huygens indican que el interior de la luna Titán de Saturno era demasiado frío para que la mezcla primordial de hielo y roca se fundiera y separara.
Titán ha sido centro de atención recientemente por la diversidad de paisajes helados de su superficie, incluyendo ramificaciones de cauces de ríos y lagos polares, pero se conoce poco sobre su interior, algo que reserva importantes indicios sobre su evolución.
Los científicos, dirigidos por Luciano Iess, analizaron datos de gravedad y su estructura profunda interior. Sus resultados sugieren que Titán es un cuerpo parcialmente diferenciado, dividido en capas, con un núcleo en el que existe una mezcla de hielo y rocas o minerales de silicatos que portan agua.
Las medidas tomadas por la misión Cassini-Huygens indican que el interior de la luna Titán de Saturno era demasiado frío para que la mezcla primordial de hielo y roca se fundiera y separara.
Titán ha sido centro de atención recientemente por la diversidad de paisajes helados de su superficie, incluyendo ramificaciones de cauces de ríos y lagos polares, pero se conoce poco sobre su interior, algo que reserva importantes indicios sobre su evolución.
Los científicos, dirigidos por Luciano Iess, analizaron datos de gravedad y su estructura profunda interior. Sus resultados sugieren que Titán es un cuerpo parcialmente diferenciado, dividido en capas, con un núcleo en el que existe una mezcla de hielo y rocas o minerales de silicatos que portan agua.
Pero ¿qué es el Manuscrito
Voynich? En realidad se trata
de un libro del siglo XV redescubierto por Wilfred Voynich (del que toma el
nombre) en 1912 en el colegio jesuita de Villa Mondragone en una localidad
cercana a Roma. El manuscrito es un libro prolijamente encuadernado, escrito
con pluma sobre pergamino de ternera. Sus actuales 102 folios, de 23×16 cm,
están plagados de ilustraciones de plantas desconocidas y otros dibujos. Aunque
lo atractivo del mismo es la lengua en la que está escrito: ¡desconocida!
Ni los más eminentes lingüistas ni los más potentes ordenadores han conseguido
descifrar ese texto de caracteres romanos minúsculos en cursiva. Actualmente se
encuentra en la Biblioteca Beinecke de Libros Raros y Manuscritos de la
Universidad de Yale (USA), y sigue desafiando los conocimientos de los
expertos.
Cualquiera puede ampliar información sobre este manuscrito en los enlaces
de este post o recorriendo internet. Lo que ahora pretendo es ofrecer una
“disparatada” hipótesis sobre su autoría, y lo hago porque particularmente
concluyo que una persona culta, inteligente y “cachonda” del siglo XV se
entretuvo en dejar para la posteridad uno de los mayores timos de la Historia.
Digo esto porque, aun no habiendo sido traducido el texto, la baja entropía de
sus caracteres (alta predictibilidad que acarrea una muy baja transmisión de
datos) me lleva a pensar que se trata de una tomadura de pelo de Leonardo Da
Vinci (casi imposible de probar). Y para ello nada mejor que transcribiros una
de las varias hipótesis que Marcelo
Dos Santos recoge en su
interesante libro “El Manuscrito Voynich”, la de la doctora Edith
Sherwood:
[…] Esta investigadora ha propuesto que el Manuscrito Voynich no pertenece
en realidad a las manos de Roger Bacon (…) sino a la de Leonardo Da Vinci. A
partir de la secuencia de sucesos que comenzó con la publicación de un artículo
de Alfred Werner en un número de la revista Horizon de 1962, Sherwood se sintió
atraída por el enigma. En su artículo, Werner hacía notar la similitud aparente
entre la caligrafía del Manuscrito Voynich y la escritura especular del sabio
florentino. En 1975, el hijo de Robert Brumbaugh encontró el mismo parecido.
Intrigada, Sherwood halló que uno de los mapas astrológicos del manuscrito
contenía el símbolo de Aries junto a 15 ninfas desnudas con dibujos de
estrellas. Su interpretación es que se trata de la carta natal de alguien que
nació al atardecer (por las estrellas) del 15 (quince mujeres) de abril (Aries
el Carnero). Según la estudiosa, la palabra escrita bajo el signo del Carnero
aparenta ser ob…..l, pero que si se la invierte especularmente muy bien puede
representar la palabra Lionardo, que es como Da Vinci escribía su propio nombre
de pila.
Sherwood compara este grafismo con la firma especular de Leonardo presente
en otros manuscritos bien conocidos, y, aunque debe reconocerse el parecido,
sería necesaria una pericia caligráfica para establecer la autoría del toscano.
Hay también una similitud entre el dibujo del carnero en sí y un ciervo o corza
de la pluma de Leonardo que se ve en otro manuscrito.
El innegable atractivo de la teoría se ve oscurecido por la dificultad de
probarla, ya que Sherwood afirma que el manuscrito consiste en una obra
infantil de Leonardo (…). Aunque la hipótesis tiene algunos seguidores, los
investigadores modernos no se inclinan por ella en la actualidad […]
En mi opinión, el Manuscrito Voynich se
trata de una composición genial para volver locos a los alquimistas,
astrólogos, lingüistas, etc., lo cual requiere la mano de un genio. Y por la
época en que fue escrito, Leonardo era el mejor científico y que, necesitando
tranquilidad para seguir perfeccionando sus “máquinas” (escopeta, aeroplano y
otros), aprovechó su habilidad de escribir con la imagen en el espejo para
crear una obra que entretuviera a los charlatanes, con plantas inexistentes,
con astronomía ininterpretable y, sobre todo, con un lenguaje indescifrable. Y
todavía hoy, los charlatanes siguen ocupados en el tema.







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