
Herodes interrogó a
los magos "¿Cuál es la señal que habéis visto en relación con ese rey
nacido?" Ellos respondieron "Hemos visto un astro muy grande que
brillaba entre las demás estrellas y las eclipsaba, haciéndolas desaparecer. En
ello hemos conocido nosotros que a Israel le ha nacido un rey y hemos venido
con intención de adorarle".
Ampa Galduf
/Arquehistoria
Desde muy antiguo, en
los evangelios, (el proto-evangelio de Santiago apareció entre los siglos II y
III), se afirmaba como hecho cierto que hubo un fenómeno celeste que señaló el nacimiento de Jesús.
Veamos algunas
hipótesis que pretenden explicarlo desde el punto de vista de la Astronomía.
Desde los tiempos de Kepler en el
siglo XVII se han hecho estudios astronómicos sobre los fenómenos celestes que
tuvieron lugar en la década anterior al nacimiento de Jesús es decir, del 14 al
4 a. C. Se han propuesto tres teorías, la más importante de las que apuntamos
en este artículo parece ser la última:
1- Una estrella nueva o supernova
Esta explicación responde a la
descripción del evangelio de Mateo. Una supernova es una estrella débil o muy
distante, en la que tiene lugar una explosión, de modo que durante algunas
semanas o meses da mucha luz. Parece que durante la dinastía China de Han, hay
una noticia sobre un fenómeno celestial que apareció durante los meses de
marzo/abril del año 5 a. C. y para algunos astrónomos puede haber sido una
supernova. Por tanto el brillo de una nova pudo haber impresionando a los
magos, pero una nova o supernova no se ha visto mover en el firmamento.
2-Un cometa

Los cometas siguen un camino regular,
elíptico, al rededor del sol.
Cuando están en la parte más distante de
su órbita, son invisibles desde la tierra; pero cuando están más cerca del sol
y de la tierra, pueden llamar la atención, sobre todo si arrastran una cola
luminosa de gases de polvo.
El cometa Halley registra apariciones
cada setenta y siete años, y se han registrado desde el año 240 a. C. Por
cálculos astronómicos sabemos que hizo su aparición en el 741-742 después de la
fundación de Roma, o sea, el 12-11 a. C.
La interpretación de la estrella de
Mateo como un cometa tropieza con muchas dificultades.:
Además en la antigüedad se pensaba que
la aparición de un cometa era signo de una catástrofe, de manera que no sería
normal interpretar su aparición como augurio del nacimiento de una figura
salvadora. En tercer lugar, el 12 a. C. estaría muy lejos de la fecha
aproximada del nacimiento de Jesús, 6 a. C.
Es posible que la aparición del cometa Halley en el año 12 a. C. y
la venida de embajadores extranjeros dos años más tarde para aclamar al rey
Herodes con motivo de la terminación de Cesarea Marítima, hayan sido combinados
en el relato del evangelio sobre la estrella y los magos de Oriente.
Algunos astrónomos hablan de otro cometa
mencionado por los astrónomos chinos, que apareció en el año 5 a.C.
3-Una conjunción planetaria
Júpiter y Saturno son, entre los
planetas visibles, los más lentos en su órbita alrededor del sol.
En el curso de esas
órbitas los planetas se cruzan cada veinte años y
al cruzarse se dicen que están en conjunción. Mucho más raramente sucede que un
tercer planeta, Marte, pase durante la conjunción
de Júpiter y Saturno o poco después, de modo que los tres planetas estén en
conjunción.
Kepler observó
este fenómeno en 1604 y calculó que se repite cada 805 años y que había
sucedido en el 7-6 a. C.
Por cálculo sabemos
que los tres puntos culminantes de la conjunción de Júpiter y Saturno
ocurrieron en mayo-junio; septiembre-octubre y diciembre del 7 a. C. una extraña conjunción triple, y que Marte pasó muy
cerca al año siguiente.
Esta gran conjunción de Júpiter y
Saturno tuvo lugar en la constelación zodiacal de Piscis.
El eminente astrónomo Ferrari-D’Occhieppo sugiere que los
magos, descendientes de los antiguos sacerdotes del culto al dios Marduk,
conocían las esperanzas hebreas sobre el advenimiento del Mesías y cuando
observaron el 15 de septiembre del año 7 a. C. la
conjunción planetaria de Júpiter y Saturno, partieron hacia Jerusalén; el 12 de noviembre de ese mismo año, cuando marchaban de
Jerusalén a Belén, Júpiter apareció sobre el horizonte en la misma dirección
que ellos iban, de tal manera que parecía que fuera delante de ellos.
Rápidamente apareció Saturno, en el eje del cono zodiacal apuntando
aparentemente hacia Belén.
Piscis es una constelación
que se relaciona con los judíos; Júpiter se asocia al gobernador del mundo, y
Saturno es la estrella de los amorreos de la región sirio-palestina.
Se ha dicho que esta
conjunción pudo llevar a los astrólogos partos a
predecir que aparecería en Palestina, entre los judíos un gobernador del mundo. Pero es totalmente especulativo porque, de
hecho, no tenemos pruebas contemporáneas de que semejante conjunción de
planetas se denominara “estrella” ni de que se le atribuyera ningún efecto
astrológico especial.
El investigador E. L. Martin en su libro “Star” piensa que la
conjunción de los planetas Venus y Júpiter que apareció como una estrella de la
mañana en agosto 12 del año 12 a. C. y como estrella de la tarde en Junio 17
del año 2 a. C. sirvió para orientar a los magos.
Conclusión
No hemos pretendido,
con todo esto, afirmar o negar la historicidad del relato de los magos y su
estrella.
Es posible pensar que algún fenómeno
especial hubiera coincidido con un gran acontecimiento de la historia: el
nacimiento del Mesías Cristiano y que la tradición oral hubiera conservado esta
asociación.
También es posible que el evangelista
hubiera sido testigo de fenómenos astronómicos de gran trascendencia (el cometa
Halley que por su periodicidad pudo aparecer algunos años antes de la escritura
del evangelio) y al escribir su obra, teniendo en cuenta la profecía de Balaán,
lo insertara en su episodio como lo encontramos hoy.
De todas maneras, como hemos dicho al
principio, lo esencial del evangelio es su mensaje teológico: El relato de los
magos quiere hacer resaltar el carácter mesiánico del Hijo de David, nacido en
Belén. Los gentiles, representados en los magos, supieron entender el símbolo
de la estrella y le tributan los honores de rey de los judíos.









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